Stella McCartney nació en 1972, hija del ex-Beatle Sir Paul McCartney y Linda McCartney. En 1995 se graduó en la London’s Central St Martins College of Art & Design. Su desfile de fin de carrera estuvo lleno de rostros conocidos: sus padres en la primera fila y las supermodelos Naomi Campbell y Kate Moss sobre la pasarela. El evento ocupó la primera página de los periódicos y la boutique Tokio de Londres compró la colección entera.
Su aprendizaje fue digno del mejor maestro: a los quince años trabajó con Christian Lacroix para su primera colección de costura y más adelante pasó varios años en Saville Row, en Londres, donde se empapó de todos los secretos de la buena hechura.
McCartney fue nombrada jefa de diseño de la marca de costura francesa Chloé en marzo de 1997, convirtiéndose en el relevo de Karl Lagerfeld en uno de los puestos más importantes de la industria. Fueron muchos quienes lo consideraron una mera estrategia publicitaria por parte de la firma francesa; sin embargo, su primera colección para Chloé, que se presentó en París en octubre de 1997, disipó rápidamente las dudas acerca de su talento. Sensual y romántica, la propuesta de McCartney fue considerada un éxito gracias a sus delicadas camisolas y su actualización de los trajes pantalón de los años 70. La siguiente temporada quedó claro que el nombramiento de Stella no sólo había renovado el diseño de la firma sino también sus beneficios.
Tras la muerte de su madre en abril de 1998, Stella tomó el testigo en la lucha de Linda contra el maltrato a los animales. Un mes más tarde, durante la semana de la moda de piel, se unió al PeTA, un grupo activista por el trato ético a los animales, para lanzar un vídeo proclamando los derechos de los animales.
En abril del año 2000 renovó su contrato con Chloé para, a continuación, dejar la firma francesa y fichar por el grupo Gucci, donde ha desarrollado su propia firma desde entonces cosechando grandes éxitos.
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