Es uno de los diseñadores más influyentes de la historia de la moda. Su estética depurada ha revolucionado la forma de vestir y se ha mantenido al margen de los constantes cambios que han azotado a la moda durante las últimas décadas. Para Armani, la moda tiene que evolucionar de una forma natural como un elemento más de la cultura y la elegancia sólo se puede lograr evitando la estridencia de las tendencias y la teatralidad excesiva. Su idea del lujo está más relacionada con la riqueza de los tejidos y un perfecto patronaje. Sus trajes de hechura impecable han determinado la estética de toda una generación.
Armani llegó al mundo de la moda de forma casual, tras breves incursiones en campos tan dispares como la medicina y la fotografía. Su primer trabajo se desarrolló en el departamento de compras de unos grandes almacenes milaneses. Siete años más tarde se incorporó como diseñador a la compañía de ropa para hombre Hitman, de Nino Cerruti. A continuación trabajó para Ungaro y Zegna.
En 1974 Armani creó su propia marca de ropa para hombre y un año más tarde presentó su primera colección para mujer. Desde 1975 ha lanzado varias líneas de moda además de comercializar ropa interior, productos para el baño, perfumería, cosméticos, relojes, gafas, joyas y accesorios. En la actualidad es el único propietario de un imperio que emplea a más de 4.700 personas y factura 170.000 millones de euros anuales. La diversificación de su negocio es imparable y en la actualidad diseña hoteles y es asesor del imagen del gobierno tailandés.
En 2001 el Museo Guggenheim de Nueva York acogió una retrospectiva de sus treinta años dedicados al diseño.
jueves, 18 de diciembre de 2008
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