miércoles, 3 de diciembre de 2008

Anna Wintour

Anna Wintour (3 de noviembre, 1949) es la editora general de la edición norteamericana de la revista Vogue, puesto que ha ocupado desde 1988. Nativa de Londres, de padre inglés y madre norteamericana, comenzó a interesarse en la moda mientras era una adolescente y le aconsejaba a su padre Charles, editor del periódico Evening Standard sobre cómo mejorar el periódico atrayendo a los jóvenes británicos de mediados de los años 1960. Tras salirse de la escuela a los 16, evadió la universidad prefiriendo iniciar una carrera en el periodismo en ambos lados del Atlántico, lo que se detuvo en Nueva York y en la revista Home & Garden antes de que se hiciera cargo de la revista Vogue británica y finalmente de su edición principal, en Nueva York, Vogue. Tuvo éxito en cambiar una revista tambaleante y ha sido ampliamente reconocida dentro de la industria editorial por su éxito. Como una de sus predecesoras; Diana Vreeland, se ha convertido en un ícono de la moda. Su estilo de corte de pelo y los lentes oscuros en lugares cerrados se han convertido en una imagen común que se despliega a lo largo de las primeras filas de los desfiles de modas de los mejores diseñadores del mundo. Se ha convertido en una institución comparable con la revista que ella misma edita. Aclamada mundialmente por su buen ojo para las tendencias de moda y por el apoyo que brinda a jóvenes diseñadores, su personalidad fría y demandante le ha valido el mote de "Nuclear Wintour". Una de sus ex asistentes, Lauren Weisberger escribió la exitosa novela en clave The Devil Wears Prada, la cual se transformó en un exitoso filme protagonizado por Meryl Streep como Miranda Priestly, una editora de modas cuya versión en la vida real, se cree, es Wintour. Activistas de los derechos de animales la han señalado constantemente por el uso y la promoción que ha hecho de las pieles naturales.

Su padre, Charles Vere Wintour CBE, fue editor del Periódico británico "The Evening Standard". Su madre fue la primera esposa de Charles Wintour, Eleanor ("Nonie") Trego Baker, hija de un profesor de derecho de Harvard. Se casaron en 1940 y se divorciaron en 1979. Su madrastra es Audrey Slaughter, editora de revistas. Ella fundó publicaciones británicas como Honey y Petticoat entre otras. Wintour tiene 4 hermanos.

Anna Wintour estudió en el North London Collegiate School, ahí se rebelaba frecuentemente contra el uniforme, usando faldas. A los 14 años comenzó a peinar su cabello estilo "bob", algo que hasta la fecha la caracteriza. Grandes cambios ocurrían en Londres, y Anna se convirtió en una dedicada seguidora de la moda. Veía frecuentemente el programa británico conducido por Cathy McGowans, y su padre a menudo le pedía consejo cuando tenía alguna idea para aumentar el mercado de lectores jóvenes de su periódico. A finales de su adolescencia comenzó a salir con el columnista de chismes, Nigel Dempster y era muy común verlos en la escena nocturna juntos.

A los 16 años Anna dejó la preparatoria de North London Collegiate. Decidió que no iría a la universidad, y comenzó un curso en la tienda departamental londinense, Harrods. Por órdenes de sus padres tomó clases de moda en una escuela cercana, pero la dejó rápidamente, su amiga Vivienne Lasky dice que Anna afirmó que "o sabes de moda o no". En Harrods salió con hombres que tenían buenos contactos, como por ejemplo, Peter Gitterman, el hijastro del director de la Orquesta Filarmónica de Londres, Georg Solti.

Entró al periodismo de modas en 1970 cuando la revista Harper's Bazaar se fusionó con la revista Queen para convertirse, por un tiempo en Harper's & Queen. Ahí, Anna descubrió a la modelo Annabel Hodin una ex compañera suya en North London, y usó los contactos que había establecido para asegurar locaciones para sesiones de fotos innovadoras. Una recreaba, por ejemplo, los trabajos de Renoir y Manet con modelos en botas go-go. Después de un breve trabajo en una pequeña revista llamada Savvy, Wintour trabajó como editora de modas en Harper's Bazaar en Nueva York en 1975, donde duró menos de un año, antes de que la despidieran. Más tarde Anna se convirtió en editora de modas de la revista de Bob Guccione, Viva. Según su biógrafo, Jerry Oppenheimer Anna omitiría en el futuro hacer referencia de su trabajo en ésta revista por sus conexiones con la revista Penthouse (no le enorgullecería trabajar en las mismas oficinas por donde circulaban modelos desnudas constantemente). Después de tres años ahí se fue a la revista New York, donde estuvo trabajando como editora de moda.

Se convirtió editora de la revista Vogue en su edición británica en 1986 y un año más tarde editora de la revista House & Garden. Acerca de la Vogue Británica le dijo al periódico Evening Standard que quería llegarle a "un nuevo tipo de mujer. Está interesada en los negocios y en el dinero. Ya no tiene tiempo para comprar. Quiere conocer qué y por qué y dónde y cómo".
En House & Garden, le gustaba tanto poner alta costura en las páginas de la revista que dentro de la industria de las publicaciones la gente se empezó a referir a la revista como House & Garment (Casa y Vestido). Cambió y mejoró la circulación de Vogue Británica, pero sus fotos de alta costura le costaron varios suscriptores a House & Garden. Afectó tanto a la revista, que eventualmente cerraría, luego de que Anna se fuera (más tarde sería relanzada, por su empresa matriz Condé Nast)

Era de esperarse que hiciera lo mismo en la revista Vogue Norteamericana, cuando finalmente obtuvo el puesto de editora general en 1988. Bajo su predecesora, Grace Mirabella, la revista se había enfocado más en estilos de vida y menos en la moda. En la industra se temía que perdiera nombre ante la recién lanzada revista ELLE, la cual había sido lanzada en Estados Unidos, como hermana a su edición francesa en 1985. Wintour dejó su marca instantáneamente, con un cambio en las fotografías de la portada. Mientras que Grace Mirabella se inclinó por sólo mostrar las cabezas de modelos reconocidas, las portadas de Anna mostraban más del cuerpo y eran tomadas en exteriores, con luz natural, en vez de hacerlas en estudios, imitando lo que otra editora de esa revista, Diana Vreeland, había hecho años antes. Usó a modelos poco conocidas, y mezclaba ropa barata con ropa muy costosa -el primer número bajo su dirección en Noviembre de 1988 mostraba a una joven modelo israelí en unos jeans de $50 dólares y una playera de Christian Lacroix con valor de $10,000 dólares. Ocho meses después, otra modelo aparecía con el pelo mojado en una bata de baño de felpa y aparentemente sin maquillaje. También se encargó de que los fotógrafos, maquillistas y estilistas tuvieran el mismo crédito en las imágenes que las modeos. Bajo su mando, la revista renovó su enfoque en la moda y volvió a ser tan importante como alguna vez lo fue, bajo la dirección de Diana Vreeland. El número de septiembre de 2004 contenía el récord de 832 páginas impresas, el número de hojas en una revista más grande de todos los tiempos. También desarrolló la creación de tres títulos alternos a su revista: Teen Vogue, Vogue Living, y Men's Vogue. Su éxito por expandir la marca de Vogue le valió el título de "editora del año" por la revista AdAge.

A través de los años, Anna Wintour se ha convertido en una de las personas más poderosas en el mundo de la moda, estableciendo tendencias y consagrando a nuevos diseñadores. El periódico The Guardian la ha llamado la "alcaldesa no oficial" de la ciudad de Nueva York. Tras bastidores, se ha encargado de que casas de moda contraten a jóvenes y frescos diseñadores como John Galliano, quien le debe su trabajo en Christian Dior. Convenció a Donald Trump para que dejara a Marc Jacobs utilizar un salón de fiestas en el Hotel Plaza para un desfile, cuando él y su socio no tenían mucho dinero. Recientemente convenció a la marca Brook Brothers para que contratasen al relativamente desconocido Thom Browne. Su portegida en Vogue, Plum Skyes se convirtió en una exitosa novelista.
Tiene un salario estimado en $5 millones de dólares al año, y también cuenta con generosos beneficios, como un presupuesto de $50,000 dólares para ropa, un chofer y una suite en el Hotel Ritz de París mientras asiste la semana de la moda de París.

Se casó con el psiquiatra infantil David Shaffer en 1984 tuvo dos hijos, Charles (Charlie) y Katherine (conocida como Bee). La pareja se divorció en 1999; tabloides y columnistas de chismes especularon que lo que terminó el matrimonio fue una aventura que Anna sostuvo con el millonario inversionista texano, Shelby Bryan. Wintour se ha negado a dar declaraciones.
A pesar de su fama de mujer fría, Wintour es una activa filántropa. Es fiduciaria del Museo Metropolitano de Arte en Nueva York. Wintour comenzó la Fundación CFDA/Vogue para alentar y apoyar a diseñadores de moda desconocidos. También ha juntado más de 10 millones de dólares para asociaciones que ayudan al SIDA, organizando eventos benéficos.

Su éxito en Vogue y su apoyo a la industria de la moda y filantropía son innegables, pero muchos han criticado a Wintour. La mayoría de las críticas gira alrededor de su personalidad. A menudo ha sido descrita como una perfeccionista que, como rutina, hace peticiones imposibles y arbitrarias a aquellos que trabajan para ella y a menudo trata mal a sus subordinados. Se dice que una vez hizo que alguien de su personal revisara en la basura de un fotógrafo para encontrar una foto que éste se había negado a darle. En 2003 su ex asistente, Lauren Weisberger publicó su comercialmente exitosa novela en clave ("roman à clef") The Devil Wears Prada (El Diablo viste de Prada), cuya antagonista Miranda Priestly se cree, está basada ampliamente en Anna.
Se dice también que ejerce un gran control en su imagen pública. Cuando se convirtió en editora general de Vogue de Estados Unidos, la columnista de chismes, Liz Smith publicó rumores de que había obtenido ese puesto por haber tenido un amorío con el presidente de Condé Nast, Si Newhouse. Wintour estaba furiosa, ira que transmitió en una de sus primeras reuniones con su personal. En el 2005, Anna fue objeto de una biografía no autorizada realizada por Jerry Oppenheimer; "Front Row: The Cool Life and Hot Times of Vogue's Editor In Chief" ("Primera Fila: La Grandiosa Vida y los Tiempos Difíciles de la Editora General de Vogue") en el cual aparecían varias fuentes anónimas, a menudo con comentarios rencorosos, pintando un retrato muy similar de la mujer de carne y hueso. Según Oppenheimer, Wintour no sólo se negó a sus peticiones para ser entrevistada, sino que ordenó a otros a no cooperar.
Esa imagen ha apoyado a los comentarios que la acusan de haber impuesto una estética elitista a la revista, haciendo peticiones para que celebridades cambien su imagen para aparecer en sus páginas (se dice que le negó a Oprah Winfrey la portada de Vogue hasta que bajara de peso). El grupo proteccionista de los derechos animales PETA hizo de Anna el blanco central de su campaña contra el uso de pieles animales.

La novela de Weisberger es contada en la voz de Andrea "Andy" Sachs, una joven recién graduada de la universidad, con ambiciones literarias y que sabe poco acerca de la moda cuando comienza a trabajar en la revista Runway como asistente de la legendaria editora Miranda Priestly quien, entre muchas otras similitudes con Wintour, es británica, tiene dos hijos y es miembro del consejo del Museo Metropolitano de Arte. Priestly es presentada como una tirana que hace peticiones imposibles a sus subordinados, dándoles prácticamente ninguna información o tiempo para realizarlas y luego los regaña por no haber hecho bien el trabajo. Acusaciones similares se han hecho contra Wintour por sus ex trabajadores (normalmente de forma anónima). Antes de su publicación, Anna le dijo al periódico New York Times, "Siempre disfruto de una gran pieza de ficción. No he decidido si voy a leerlo o no." Se ha sugerido que el escenario y Priestly están basados en Vogue y en Wintour, cosa que Weisberger niega, y lo hace otorgándole una aparición al final del libro a la propia Wintour. En su poco exitosa segunda novela, Everyone Worth Knowing, el personaje principal no se siente capaz de trabajar para Wintour (cuando su tío se lo sugiere).
Es de creencia general que el éxito del libro se debe a las similitudes con la vida real. Ni Vogue ni ninguna otra publicación de Condé Nast, ni otras revistas populares para mujeres, hizo mención o reseñó el libro de Weisberger. El New York Times sí hizo una reseña del libro e identificó a Wintour como la jefa de Weisberger y el lugar que trabajaba como Vogue. En su reseña del filme, la publicación de Condé Nast, The New Yorker también identificó a Wintour y a Vogue.
Durante la producción de la película en el 2005, se rumoró que Anna presionó a figuras importantes de la moda, particularmente a los diseñadores, para que no aparecieran en la película, ya que si lo hacían serían vetados de las páginas de la revista, por lo menos por un tiempo. Ella negó esto a través de un vocero, quien dijo que ella estaba interesada en cualquier cosa que "apoyase a la moda". Muchos diseñadores son nombrados a lo largo del filme, pero sólo uno, Valentino, hace una aparición.
A mediados del 2006 la versión fílmica fue lanzada con gran éxito comercial. Wintour asistió a la premiere, vestida de Prada. En el filme, la actriz Meryl Streep interpreta a una Miranda Priestly bastante diferente a la del libro, lo que le valió el éxito por parte de la crítica tras realizar un personaje totalmente original (y mucho más empático y redondo) (a pesar de que la oficina de Priestly en el filme muestra similitudes obvias con la oficina de Anna). Meryl Steep ganó un Globo de Oro como mejor actriz de comedia y su 14º nominación al Oscar. Streep niega que su interpretación haya estado basada en Wintour, a quien la actriz afirma haber conocido sólo hasta la proyección del filme. Afirmó que no tenía interés en hacer un documental sobre la editora de Vogue, prefiriendo tomar la inspiración para el personaje creando una amalgama de jefes que conoció a lo largo de su vida. Más tarde ese año, en una entrevista con Barbara Walters, la cual salió al aire el mismo día del lanzamiento del DVD, Anna dijo que el filme le había parecido "bastante entretenido" y lo alabó por hacer de la moda "entretenida y glamurosa e interesante... Estuve 100% detrás de él" Si posiblemente Anna no le guarda malicia al filme, no es la misma historia para Weisberger. Cuando el columnista de chismes del Daily News, Lloyd Grove reportó después del lanzamiento del filme, que la autora estaba teniendo tantos problemas con su tercera novela (tras las ventas decepcionantes de su segunda "Everyone Worth Knowing") que su editor le recomendó empezarlo de nuevo, había bastante resentimiento todavía que el vocero de Wintour, Patrick O'Connell sugirió que ella "debería buscar un trabajo como la asistente de alguien más".

A menudo ha sido el blanco de varias organizaciones defensoras de los derechos de los animales, como PETA irritados por su uso de la piel en Vogue, sus editoriales alentando el mismo, y su negación para mostrar en las páginas de su revista anuncios pagados de organizaciones defensoras de los animales. Continúa usando piel en las fotos de su revista. A menudo es agredida por activistas.
En París en Octubre del 2005 fue golpeada con un pastel de tofu mientras esperaba para accesar a un desfile de Chloé. Ella misma ha dicho que ha sido agredida físicamente tantas veces que ha "perdido la cuenta". Ella y el editor de Vogue Bob Galotti alguna vez tomaron represalias contra una protesta que tuvo lugar a las afueras de las oficinas de Condé Nast durante la fiesta anual de Navidad de la compañía, mandándoles un plato de un suculento filete de res.

Algunos críticos la han acusado debido a que las celebridades y no las modelos son la portada de Vogue. En efecto, varias mujeres famosas han agraciado la portada de Vogue bajo la dirección de Wintour, desde actrices ganadoras del Oscar (Nicole Kidman, Charlize Theron y Angelina Jolie) hasta celebridades (Melania Trump y Kate Winslet) y políticos (Hillary Clinton)
Según informan, insatisfecha con sólo mostrar a las celebridades en la portada, ha pedido que se sometan a sus estándares. Se dice que se le pidió a Oprah Winfrey bajar de peso para poder ser fotografiada, y Hilary Clinton no aparecería hasta que dejara de usar trajes azul marino tan frecuentemente como lo hacía.
Otro escritor para la revista se quejó del hecho de que Wintour excluyera a las mujeres trabajadoras ordinarias, muchas de las cuales son suscriptoras regulares de las páginas. "Está obesionada con reflejar sólo las aspiraciones de cierta clase de lectora", afirma el escritor. "Una vez tuvimos un reportaje acerca del cáncer de mama, el cual comenzaba con la azafata de una aerolínea, pero ella no quería a una azafata en la revista así que tuvimos que ir y buscar a una mujer de negocios exitosa que tuviera cáncer"
Algunas de sus intervenciones en favor de diseñadores, particularmente en el caso de Georgina Chapman también han sido criticados por estar motivados por conexiones personales en lugar de talento (Chapman sale con el magnate de los medios Harvey Weinstein).

En su defensa
Raramente, si alguna vez lo ha hecho, Anna responde a las críticas contra ella, debido a que la mayoría de sus críticos han sido sus empleados o personas que tienen algo que ganar estando en buenos términos con ella. Pero ha habido defensas de otras partes. Amanda Fortini, en la revista digital Slate, dijo que ella no tenía problemas con el elitismo de Ana, ya que éste era intrínseco a la moda y a final de cuentas bueno para los lectores de la revista:
En un mar de fotografías de mujeres que intentan ser sobre moda pero publican artículos serios haciendo cronologías sobre la búsqueda de actualización del propio autor, Vogue se aparta. Las voluminosas páginas de moda son artísticas, originales y sofisticadas, fotografiadas por talentosos artistas como Annie Leibovitz, Irving Penn y Steven Meisel. La mayoría de nosotros leemos Vogue no con la intención de comprar la ropa tan cara, sino porque al hacerlo educamos nuestros ojos y afilamos nuestro gusto, de manera similar en la que degustar comida gourmet refina el paladar. Éste es un placer activado por la estética implacable de Wintour, su negación a participar en la tendencia democratizadora de la mayoría de sus competidores. Negarle ése privilegio es negarle a los lectores el privilegio de la fantasía en la forma de la tan bellamente fotografiada alta costura de París.

Respuestas a las historias terroríficas sobre su trato con los empleados frecuentemente se confrontan con acusaciones de sexismo, debido a que un comportamiento similar de un jefe que fuera hombre sería irrelevante. "Las mujeres poderosas en los medios siempre son inspeccionadas más duramente que sus contrapartes masculinas" dijo el New York Times en una nota sobre Wintour tras la salida del filme. Wintour ha sido comparada con Martha Stewart y su colega editora en Condé Nast, Tina Brown ambas descritas como abusivas con sus subordinados.
Algunos de sus defensores la han visto como una feminista cuyos cambios en la revista Vogue han reflejado, reconocido y fortalecido en cierta manera los avances en el papel de la mujer. En una reseña del libro de Oppenheimer, en el Washington Monthly la editora Christina Larson apunta que Vogue, a diferencia de muchas otras revista para mujeres no apela al sentido de ser insuficiencia de sus lectores:
A diferencia de sus deslumbrantes competidoras en los puestos de revista, no esta cargada de consejos para alisar tu abdomen, hacer alarde de tu busto, o meterte en tus delgados jeans para el Viernes; asume que tú no necesitas ayuda para conquistar a un hombre. No está destinada para resolver problemas, para hacer que te sientas menos culpable. En lugar de eso, les recuerda a las mujeres que se complazcan, exhibiendo toda clase de adornos (ropa, muebles, destinos de viaje) que una mujer exitosa podría comprar, o por lo menos admirar. Ciertamente existe para vender anuncios -lo que hace excelentemente- lo hace explotando principalmente la ambición, y no la inseguridad.
Ella contrasta la Vogue de Vreeland con la de Wintour notando cómo la primera trataba a la bellaza femenina como algo innato, mientras que Wintour mostraba cómo se podía crear. "Cambió el enfoque de Vogue del culto a la belleza a la creación de la belleza... Más allá de tirar a las modelos de sus pedestales, el concepto de que la elegancia es una construcción, y no un simple regalo, permite que ésta pueda ser disfrutada por más tiempo, más allá de los 40 o 50 años". Ve con buenos ojos el que se enfoque en celebridades, ya que esto significa que las mujeres están apareciendo en la portada de Vogue, en parte un poco, por su trabajo, y no simplemente por su físico. "La Vogue de Wintour le permite a las mujeres imaginar un mundo. Un mundo que cada vez es más accesible, en el cual la búsqueda de la belleza refuerza en lugar de eclipsar la autoridad femenina" concluye.
Incluso en The Devil Wears Prada, hay un poco de admiración por Wintour/Priestly. Weisberger, a través de Andy, observa que ella tiene la dura tarea de hacer todas las decisiones editoriales importantes en una revista de modas importante, mes con mes, y tiene clase y estilo genuinos.

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